Hemos estado retrasando y moviendo nuestros relojes durante casi media hora durante los cambios estacionales. Este acto habitual eventualmente se convirtió en completamente mores y así se convirtió en una especie de costumbre; especialmente durante generaciones que sólo han experimentado este cambio de tiempo bianual. Por lo tanto, nunca percibieron el mundo al ritmo natural de su hora auténtica en…
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